En el ejercicio del poder público en México es frecuente que el pasado se repita con reubicación de payasos y cambios de ropajes, pero resonando las mismas frasecitas y bufonadas.
Es explicable que en este gobierno no cesen cantaletas tales como: “Nada ni nadie por encima de la ley”, cuando la tienen secuestrada en su pocilga cuatrotera; o: “Tenemos valores y autoridad moral”, cuando son los campeones de la mentira, el atropello y la indecencia; o: “Con el pueblo todo y sin el pueblo nada”, mientras estos sátrapas piensan por el pueblo, hablan por el pueblo y deciden por el pueblo, manteniéndolo sojuzgado y empobrecido, porque los que salen de la pobreza (según la cínica expresión de Tartufo) “son malagradecidos”; o la más emblemática de todas: “Por el bien de todos primero los pobres”, siendo que aumentaron la pobreza extrema (según los propios datos oficiales); o: “el mejor presidente que ha tenido México”, quien nos endeudó como nadie jamás en la vida de la nación, sumando 6 billones de pesos a la deuda pública recibida; 6 millones de millones que todos pagaremos, incluidos los pobres, como herencia maldita de ese depredador.
Hay un sinfín de casos ampliamente documentados que demuestran la repetición de ese réprobo proceder gubernamental. Va uno, a guisa de ejemplo:
Recordará usted que el Capo di tutti capi (hoy recogido en su rancho) primero dijo que teníamos mejores servicios de salud que en Dinamarca; y después, más desbozalado, afirmó que eran los mejores del mundo. Cuando un reportero le preguntó por qué se atrevía a propalar tal infundio, respondió más fresco que una lechuga: “para que se enojen los conservadores”. Pues ahora, ante la siniestra demolición del Poder judicial, la agraciada emperatriz y sinigual diplomática asegura, rezumando impudicia, que con los juzgadores que surjan de tómbolas, triquiñuelas y una elección simulada y controlada por el gobierno, tendremos un sistema de justicia que será orgullo nacional y “un ejemplo a seguir por todos los pueblos de la Tierra”.
Quien crea que la pudrición cuatrotera tocó fondo, vive en otra galaxia.
Ningún iluminado salvará a México, pero todo el que lo ame debe luchar para lograr que sea mejor cada día. Debemos ser fuertes ante las adversidades y estar preparados para fallecer cuando nos toque, pero jamás permitirnos desfallecer.
Pd: Pregunto a la emperatriz: Si es apología del delito honrar a El Mencho, ¿por qué no lo es honrar a Tartufo? ¿No causó más de un millón de muertes? ¿No heredó un río de sangre salido de madre? ¿No deshizo el sistema de salud pública? ¿No dejó 99 hospitales del “IMSS-Bienestar” sin quirófanos (muchos de ellos ubicados en las zonas más pobres)? ¿No cometió mil crímenes más?
Pero no habrá respuesta porque la emperatriz dice estar muy feliz “cosechando soberanía”.
